
Y es que Chivas se quedó fuera de la Liguilla por consecuencia de su ineficacia en su delantera. Éste es su tercer torneo consecutivo sin 'Fiesta Grande'.
Se eliminó a sí mismo con una multitud de errores y decisiones erróneas sobre el arco de José de Jesús Corona. Cruz Azul le venció 1-0 cuando había fallado al menos cinco opciones claras de gol.
Guadalajara era un zombie sobre el Jalisco cuando Villa, artero y encajoso, cual buen goleador, le metió un tiro justo en medio de los ojos para dejarle por fin inerte.
Porque en La Corregidora bien pronto Querétaro, a los 30 minutos le puso las cosas sencillas al rebaño y todo el tiempo jugó a su favor. Le metió 4-0 al San Luis y Guadalajara en casa no pudo meter uno.
Chivas tiene un mal crónico de indefinición y titubeo constante al frente.
En el primer tiempo contó al menos con una triada de chances de gol ante el arco de Corona, un par de Bravo y una más de Medina, pero no se les da eso de meter el balón en el arco del rival.
Cruz Azul, que enfrentará a Puebla en los cuartos de final del Apertura 2009, hace un futbol envolvente que utiliza todo el terreno de juego y que pasa por cada uno de sus jugadores.
En ese lapso tuvo más tiempo la pelota, Lozano, Torrado y Chávez le ganaron la partida a Morales, Medina y Pineda pero Orozco que hizo dos tiros muy cruzados, y Villa y Lozano, no pudieron concretar sus chances por un esfuerzo defensivo de Chivas encomiable.
Guadalajara fue capaz de sostener por ciertos periodos su futbol en la defensiva. Pero su ofensiva no respondió, inestable y caprichosa.
Omar Bravo es el primero de la lista. Decidió fatal cada que estuvo enfrente de Corona. Se le vio inseguro, escaso de imaginación y decisión, justo como toda la campaña. Y eso suele contagiarse.
En la segunda mitad tuvo la mejor opción de todas. Torrado le regaló un balón al borde de su área, lo tomó, enfrentó al arquero y tiró al bulto.
Como era de esperarse, Chivas se volcó al frente con cierto desorden y consentimiento de Cruz Azul. Cuando no falló Bravo, Medina le hizo segunda y hasta Hernández y Arellano hicieron lo propio. Una delantera inacabada, rocosa e ineficaz.
Pero cuando el balón salió rumbo al arco, ahí estaba Corona elástico, exacto y seguro, como trapecista estelar de circo.
Y entonces la catátrofe, Chávez, de gran campaña centró el balón al área local a los 91 minutos del juego, Galindo erró en el salto, Villa tomó el balón se quitó a Mejía y a Michel.
Fue el gol de la puntilla, de la confirmación de unas Chivas limitadas, escasas de ideas fuera y dentro del campo, del ridículo.
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